La vida Onírica

Oniros, uno de los mil hijos de Tánatos, conocido también como Morfeo por su capacidad de tomar la forma de seres humanos y mostrarse en sueños.

sábado, 20 de diciembre de 2008

El Asesino de los 7

Pasadas varias horas de soñado confundo el inicio de este sueño con un fragmento de otro. Tal vez es sólo confusión, pero puede que empiecen los dos iguales. Qué mas da? La cosa es que me veo caminar por la calle de una esquina muy amplia, en la que lo que destaca una boca de alcantarilla en el medio. Llego a una casa y me meto tras unas rejas verdes. Se supone que era un kiosco o una almacén, y que yo lo atendía. Había una pareja de ancianos que venían a comprar, pero yo tenía una necesidad imperante de cerrar con llave, por que el anciano me parecía en extremo peligroso, a pesar de su apariencia frágil. Cierro y estoy poniendo un candado cuando el anciano aferra mi muñeca. La mujer trata de detenerlo, pero no hay caso, no la escucha. Me quiero zafar y no puedo.

Tengo un pantallazo de la pared de una casa muy alta, con un balcón tan gris como la pared misma. Habían luces de navidad, o algún adorno similar, que le daba un colorido muy triste al lugar. En el centro de la pared había una ventana iluminada con amarillo.

Vuelvo a mi escena con el viejo que no me soltaba. Por fin me zafo y veo que el viejo pasaba por la reja de alguna manera que no llego a entender. O capaz que no pasaba, pero yo sentía que lo haría en cualquier momento. Corro hacia el fondo del terreno-por que ahora estaba en un patio trasero desierto-y salto una pequeña verja de madera seca y desgastada, pero me quedo enganchada en el medio. Ahora estoy como en una plataforma en la altura, una plataforma que mira hacia la calle. Yo hago equilibrio en ella, y desde allí puedo ver al viejo en la puerta del kiosco, pero ya no se ve como un anciano, ahora es una mujer de dimensiones importantes con cara de malvada-que me hace acordar a la imagen que me formé de Annie Wilkes, de Misery-. Se dirige a mi plataforma que ahora es transparente. No sabía por que estaba allí, ¿por qué no me escapé por atrás en lugar de ir para el frente a sabiendas que me encontraría con Annie? Pone su manaza en mi frágil base para hacerme caer, pero yo salto y empiezo a nadar por balcones. Me decido a bajar a la calle, que ahora es de tierra, y se ve como de pueblo. Me dirijo a un banco y camino a él comienzo a gritar que me perseguían. Aparece algún tipo de autoridad que agarra al anciano-por que ahora volvía a ser el anciano, ya no más Annie-y me pone a salvo a mí. Y allí sentada, giro la cabeza y veo la pareja de ancianos sentados a mi lado hablando tranquilamente, como si en ningún momento hubiese ocurrido algo…
Camino con el policía y este me cuenta que tuve mucha suerte de que no me hiciera nada, ya que el viejo ese era el famosos “Asesino de los 7”. Yo no sabía de quien hablaba, a lo que se asombró y me dijo que era imposible que no le reconociera, y ahí comenzó a hacer cálculos mentales sobre mi edad y la época en que el asesino fue muy famoso por sus crímenes.

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