La vida Onírica

Oniros, uno de los mil hijos de Tánatos, conocido también como Morfeo por su capacidad de tomar la forma de seres humanos y mostrarse en sueños.

jueves, 26 de febrero de 2009

Infraganti

Estaba en el mercado con mi hermano haciendo las compras, cuando no sé por que motivo debo dejarlo sólo un rato, ya muy cerca de la caja. Le dejo encargado que compre un pedazo de mantecol para llevar a casa. Veo la fuente blanca cubierta con film, la apruebo y me voy.
Ya de vuelta, le pregunto que cuanto gastó, a lo que me responde: 97$
¿Queeeé? No lo podía creer. Un miserable pedacito de apenas 200 gs costaba eso. Y Nico ya lo había pagado. Me voy a atención al cliente para que me hagan la devolución, no pensaba quedármelo.
El mostrador era muy alto, y me sentía disminuida tratándome de apoyar en él. No había nadie, pero de todos modos la chica de camisa blanca y pelo negro que atendía me ignoraba. Y yo que no ayudaba demasiado, puesto que no dije palabra.
Me empezó a atacar la vergüenza. ¿Tan pobre era que no podía pagar 97$ por un poco de mantecol? ¿Tan miserable? No me daba la cara para seguir ahí y exigirle la devolución del dinero.

En un momento me sueño durmiendo en mi cama, cuando viene mi mamá a despertarme diciéndome que por plagio me borraban mis fics de la red. Por no poner que los personajes le pertenecían a Takehiko Inoue me habían demandado, y ahora me buscaba la policía, con el plus de que todos ya sabían que los escribía yo, siendo que era un secreto hasta ese entonces.
Fue angustiante, por que podía ver que en cada encabezado de MIS capítulos decía: “Por Takehiko Inoue”
Fue una pesadilla.

(Bastante bobis, pero es lo que hay…)

jueves, 12 de febrero de 2009

El Amor al Final de la Escalera

(Oh, si…después de tanto tiempo he vuelto a tener un sueño coherente, tanto como se puede esperar de un sueño. Ya lo extrañaba).

Estaba sentada en mi cama, y frente a mí estaba un compañero de primaria que no veo hace mucho tiempo: Victor. Lo tomaba de las muñecas y lo atraía hacia mí, quería que hiciera el amor conmigo. Mi voz (pensamiento) sonaba demasiado suplicante cuando se lo pedía. Bastante lastimero, pero la verdad es que estaba realmente excitada, y el verlo tan frágil y pequeño más ganas aún.
Y de ahí no pasó, por que empecé a correr por las calles cercanas a la facu, iba por Uriburu, y estaba a tan sólo a una cuadra del hospital donde estaba Victor. Corría muy a prisa, tanto que apenas vislumbraba vetas de colores a mis lados. Llego a la ubicación real de la facultad de económicas, que era el hospital, y entro. Corro y corro, y sigo corriendo. No había gente, y se parecía más a una escuela que a un hospital, pues los pisos eran rojos y no habían asientos. Los pasillos en exceso anchos y ventanales daban a u patio de cemento. Era de día, y la luz reflejada en el piso daba a todo un aspecto rojizo. Llego a una escalera roja, y la bajo deslizándome. En el medio tenía una baranda divisora, y yo bajaba por la izquierda, preocupada por que podría estar subiendo alguien y tropezaríamos. Y no tenía fin, había recodos a cada rato, pero no parecía terminarse; hasta que terminó. Veo otra escalera roja, pero esta subía, y la subí deslizándome también.
Fue corto el trayecto, y llegué a una puerta blanca. Yo sabía que tras ella estaba Victor enfermo esperando por mi amor(¿?). Pero cuando estaba a unos pasos volvía a estar en la calle, pero esta vez salía de una alcantarilla sobre Uriburu. Y otra vez el mismo trayecto, la carrera, la escuela vacía. Todo igual, con el detalle que cuando bajaba la escalera se me aparece una mujer de limpieza recriminándome por bajar por el lado izquierdo. Llego hasta la puerta, y de vuelta vuelvo a la alcantarilla.
Ahora ya no corría tan rápido, podía ver los autos, los árboles, la gente. Otra vez me topo con la mujer, y esta ocasión habían personas en el hospital-escuela. Y de nuevo la puerta, que al final nunca pude siquiera tocar.

En una de las vueltas del círculo, yendo por Uriburu, me detengo en la plaza a observar un malabarista. Lo sigo por unas cuadras y lo veo entrar a una casa de los misterios. Estaba en compañía de Pina, yo quería entrar. En la entrada nos piden la edad, y descaradamente digo que tengo dieciocho (en lugar de mis veinticuatro). Pina se calla, ella no quiere entrar. Subo una escalera pequeña y entro a la oscuridad absoluta de un pasillo. Y no recuerdo más…

martes, 10 de febrero de 2009

Popurrí

Soñé con mi conducto inguinal…Soñé que tenía uno sólo, y que conectaba con mi ombligo, y que por ahí pasaban el ligamento redondo del hígado y redondo del útero; y me dolía. Lo podía ver para afuera, como una vaina conjuntiva transparente, con los ligamentos como cuerdas fibrosas blancas. Bastante asqueroso.

También soñé que a Tinelli se le morían los dos hijos, y que yo pensaba: bueno, tiene plata, que se compre otros. Pero de repente me muestran en una revista una foto de los dos nenitos, uno morochito y el otro blanco, de unos 8 años ambos, sonriendo, y me da pena y pienso en el padre todo afligido y me da culpa…

Al trabajo habían llegado zapatos nuevos, pero eran tan feos que yo no los quería poner a la venta. Eran tipo borceguíes, charolados en negro y con la puntera roja. Algunos tenían cordones, y otros eran más bien como sandalias. Elijo los más pasables y los pongo bajo el perchero de la ropa negra, pensando que a alguien le van a gustar.

Y si soñé algo más por estos días no lo recuerdo.

jueves, 5 de febrero de 2009

La Mártir y su Defensora

Yo estaba en la puerta de una casa, asomando medio cuerpo a la vereda. La puerta era de madera y muy pesada. Se alejaba de mí una compañera de primaria que hace más de 12 años que no veo. La veía de atrás, estaba más gorda y caminaba como una señora. Yo la llamaba por el nombre y apellido, le gritaba. Empecé a correrla, por que había algo que me urgía decirle, algo que aclararle. La alcanzo y se da vuelta, y por fin le veo la cara que se conserva como la recuerdo. Le digo: “Vos no entendés… tenés que escuchar a Pina (otra amiga, que entre ellas jamás se conocieron). Ella jamás te abandonó, siempre te espero. No te traicionó y quiere que la perdones. Ella sufre por esto, no pienses sólo en vos. Por favor perdonala!” Romina-que así se llama-me mira con escepticismo sin creerme y sigue avanzando. Siento pesar por Pina que seguiría en su sufrimiento, y miro para la casa donde de seguro estaría, y la veo como por rayos X sentada en la silla de un patio de cemento, decaída, con la mirada perdida en el piso. No pude hacer nada para defenderla.

Ahora nos encontrábamos en un pool muy lujoso, con pisos de madera lustrosa, arañas de luces en cada mesa, una gran barra y gente sofisticada que sostenían los tacos y sus tragos. Estaba allí con mi hermana, mi primo y Pina. Todos llegamos con un taco en la mano, buscando la mesa donde debería estar mi madre con su novio(en la vida real no tiene pareja), pero de sólo estar toda la escena se transforma en una pesadilla. Las mesas de pool ahora sirven de camillas que están todas cubiertas por lonas ensangrentadas. No era necesario levantarlas para saber que había en ellas. Pero así y todo el clima no era tétrico, si no más bien se sentía como estar en un taller, como si fuera trabajo.

La siguiente escena es en una playa. Estoy con mi hermana, y nos metemos al agua, pero no había olas, estaba calmo. De pronto siento el viento en la cara, y me veo remando en un bote con Verónica en la proa. Lo hacíamos a tal velocidad que no podíamos vernos los brazos, como si fuésemos animaciones. Y el bote se empieza a levantar de mi lado, quedando sólo apoyada en el agua la zona donde estaba Vero. Nos vamos contra una de las orillas de este río que antes era mar y chocamos sin mayores contratiempos. Y creo que luego vamos aun barco pesquero muy grande, pero mucho más no recuerd

domingo, 1 de febrero de 2009

Cartas del Mar

Este sueño puede ser algo confuso, puesto que recuerdo pequeños fragmentos.

Veo de pie ante mi a dos amigos. Él lucía como siempre (tal vez un poco más alto) pero ella estaba completamente distinta, hasta el punto de que si yo no supiera con certeza que era ella no la hubiera reconocido. Más alta, más delgada, piel más blanca y pelo más largo. Definitivamente no se le parecí, pero era. Me miraban, y evidentemente pretendían que los acompañara a algún sitio. Con ella estaba todo bien, pero para con él yo tenía muchos reproches que hacerle. Los pensaba, pero su actitud afable me impedía sacarlos por la boca. Me frustraba.

Y llegaba una ola, y con la ola podía leer una carta. Cada ola me traía un documento distinto, pero como eran tan seguidas no podía terminar de leer nada. No sé si me explico, pero una vez que la ola rompía y luego se retiraba, en el fondo del mar estaba escrito el texto. Pero el fondo no era arenoso, si no que era una hoja de carpeta rayada. Bastante loco el asunto.

De lo que sigue no tengo imágenes, y no puedo reconstruir nada. Sólo sentía el calor de otro cuerpo. Tengo la impresión de que en mi sueño lloraba, y también me sentía atada a algo de lo que quería liberarme. Tal vez quisiera liberarme de un cuerpo.
Di muchas vueltas en la cama (o en el sueño, no lo sé) y me daba la impresión de que llamaba a alguien.

Sólo sé que desperté pensando en mis amigos.