La vida Onírica

Oniros, uno de los mil hijos de Tánatos, conocido también como Morfeo por su capacidad de tomar la forma de seres humanos y mostrarse en sueños.

sábado, 4 de agosto de 2007

Rejunte de los últimos días

He soñado largo y tendido, pero por no poder plasmarlo en el momento olvidé mucho. Veamos que recuerdo...

Una casa grande, llena de escaleras gigantescas, de madera, color miel. Se entrecruzaban unas con otras, un laberinto brillante de escalones. No tenía fin, miraba para abajo y era como mirar por las escaleras de la facultad el hueco que tanto vértigo me provoca. Otra vez huyendo no sé de que, pero mi vida corría peligro, debía de escaparme de ese lugar. Bajaba a trompicones los escalones, pero con cuidado, sosteniéndome de las barandas para no caer. Delante mío se acercaban oponentes, hombres fornidos de vestimenta oscura, como salidos de otra época, con galeras. Pensaba si podría derribarlo cuando ya casi lo tenía encima. Al mejor estilo Dragon Ball le lanzo una patada con ambas piernas y lo volteo. Me subo a la baranda y me deslizo por ella hasta el final. Llegué al fin. Dentro de la casa yo sabía que había gente muriendo, y sabía que al salir me seguirían buscando. Corro por un piso de cerámica claro, y veo la salida. Una puerta de cristal doble, donde se apiñaba la gente alrededor de un guarda.
De sólo estar me veo en la calle, para ser explícita me veo en Plaza Italia. Un día soleado, no concordaba con la matanza que se producía allí dentro. La gente seguía corriendo. Empecé a correr hasta la parada. No sabía en que irme, si en un colectivo repleto o esperar uno vacío. Era raro, perseguían a todos pero a mí me ignoraban. De todos modos estaba desesperada por irme. Pasan dos vagines de tren. El primero estaba desolado, y en el segundo pude ver a Harry Potter. El vagón se veía acabado, lleno de herrumbre por donde se viese. Despejé mis miedos y lo paré a destiempo, por lo que corrí para alcanzarlo. Una vez detenido frente mío me doy cuenta que no llego a subir. Un hombre que también subía me dijo que me tomara de un caño y tratara de balancerme en él. Lo hice y lo logré. Ya dentro empecé a caminar por el vagón en busca del pequeño mago, y lo encuentro sentado junto a Mariana(una ex compañera de secundaria) que llevaba alzado a su bebé. Yo sólo quería ver a Harry Potter y no podía despegare a Mariana y a su niño de encima.

Otra casa, esta vez una de paredes claras. Otra vez me perseguían a mí y aun hombre gordo. Corría por un pasillo, dos mujeres me seguían. Con el hombre gordo nos escondemos bajo una mesa. Yo pude sentir que con una mira láser me apuntaban, el láser traspasaba al gordo y a la mesa. Era el blando, estaba segura. El Gordo se levanta y ataca a una de las atacantes. La arrastra por un pasillo hasta el umbral de un pequeño baño, y una vez allí toma con sus manazas la mandíbula de la atacante y se la arranca. Sentí desde lejos el ruido de los ligamentos. Crujían sobrenaturalmente, y los sentía como propios. Y veo sus blancos dientes ensangrentados como una prótesis sucia en manos de el Gordo, todo vistorioso.

Estaba en un mercado, en la sección de los libros. Había pirámides de libros de Stephen King. Los miraba sin poder dar crédito a mis ojos. Libros exclusivos, nuevos, de nombres contundentes que ahora ya no recuerdo, en tapas de color rojo, y otros en celeste. Y hay un niño que me mira, era el hijo de King(en mi imaginación, no sé si tiene hijos). Y le gustaban esos libros, y él no sabía que su padre los escribía. De repente me siento King, y le confieso a mi hijo que soy el autor(de paso soy hombre). Su mirada sólo reflejaba incredulidad. No me creía. Volví a ser yo, y le cuento que es su padre quien escribe.
Por unos instantes fui él. Fué el sueño más inquietante que he tenido hasta ahora. Y no recuerdo más.

miércoles, 25 de julio de 2007

El Gen Boliviano

¿Alguien ha visto la propaganda en la tele del Gen Argentino? Pues yo sí, y dá la casualidad de que el primer día que la ví, por la tarde estuve observando a un par de hermanos bolivianos que traen la verdura a la dueña del local donde trabajo. Uno de ellos tendrá 14 años, mide 1.7 aprox, rechoncho, piel oscura, cabellos ondulados y duros. La nena tendrá 10, y pesa más que el hermano. No es fea, pero sólo es cuestión de tiempo que siga engordando y pierda la tersedad de la piel. Conozco a la madre y al padre, y son todos idénticos, mismas caras, mismo cabello, la misma nariz redonda y cachetes inflados, todos con la raya del traste afuera al agacharse(eso sí, todos con artículos de oro, oro boliviano, como me explicaron). Y mirandoa la niña caí en la cuenta de tales semejanzas, y me sorprendí de lo fuerte que era la sangre para mantenerse tan firme de generación en generación. Y pasó.
Soñé que venía caminando hacia mí un bebé (con edad suficiente como para caminar), morocho y desnudo. Era una nena, pelada, algo delgada, con la cabeza por demás grande. Y miro su carita, y era el bebé más feo que había visto. Sin sonrisas, sólo con una mueca de desconsuelo contínuo, alargándome sus brazos para que la tomara. Y lo más impresionante eran sus ojos: eran blancos, como los de Daredevil(esa nocha mire la peli antes de dormir), pero me miraban. Y debía de decirle algo a la madre, no quería alzarla. Suelto un "qué lindo bebé", y en el acto me siento la peor basura por mentir de tal manera, una anguastia total por tener que haber sido tan falsa a la fuerza. Inediatamete visualizo la pantalla de una televisión, y aparecía en letras grandes, blancas y rojas, "El Gen Boliviano".
Y no recuerdo más.

Aclaración: no tengo nada en contra de los bolivianos. No sé por qué aclaro, pero no es negación.

viernes, 20 de julio de 2007

El hombre del reflejo

Duermo muy cerquita de un Orbis, y de noche miro la llama azulada através del vidrio de protección, y allí se reflejan las luces de la casa, veo pasar los gatos, la gente que entra y sale de las habitaciones,etc. Anoche despierto y miro un reflejo raro, era la cara de un hombre desconocido, que me observaba por el reflejo(como cuando uno ve que el colectivero lo mira). Me doy vuelta de inmediato, y ahí me doy cuenta de que es un sueño. El hombre esperaba que le entregara un reloj que había dejado para arreglar. Y yo remoloneaba en la cama, no me quería levantar. El me estira un brazo para alzarme, y yo estiro el mío. Inmediatamente veo mi brazo desnudo, y miro bajo la colcha: nada de ropa. Chan! me escondo nuevamente bajo la manta. Y no recuerdo más.

martes, 17 de julio de 2007

Isaías

Isaías tiene diez años(tal vez 11), es vendedor ambulante. Pasa todos los días por el local donde trabajo ofreciéndome Mantecol, bizcochitos Criollitas, ChocoChips, maní, tijeras e hilo, pañuelitos y demás productos económicos. Tiene casa, una familia a la que no conozco y odiaría conocerla, una televisión(estaba muy emocionado cuando pasaron Harry Potter y el prisionero de Azkabhan, vendió todo rápido para llegar a verla), dos hermanas, una de las cuales se casó hace muy poco e hizo una gran fiesta, un papá diabético y alguna vez mencionó a su madre al pasar. No es de la calle, estudia por las mañanas y por la tarde trabaja en el tren, bajando en cada estación a proveer a su clientela de todos los días. Llega impecable en su aseo personal, las manos limpias, oliendo bien, el rostro redondo como un tomate, el cabello cortito sin asomos de grasitud. Su ropa ya no lo es tanto, remendada y sucia. No siento compasión por él, no me guata llamarlo así, siento injusticia. Injusticia de que deba trabajar siendo aún una criatura de voz tan dulce, injusticia de que ande por las calles tan entrada la noche, injusticia de verlo comer las sobras de una tortilla de grasa dejada en un puesto ya cerrado, injusticia de verle las manos como un matambre rojizo debido al peso de las cajas de mercadería que lleva, injusticia de que no pueda estar en su hogar haciendo la tarea o jugando a la pelota en una esquina. Injusticia de que le haya tocado vivirla así.Y anoche soñé con él: Lo invité a mi casa a comer, y él se presentaba con su campera celeste de sienpre y un jean oscuro y gastado. Traía una enorme caja de galletas al hombro. Le quise ofrecer mercadería que había comprado para que lleve a su casa, pero se negó rotundamente, con dignidad de pobre. Yo no entendía tanto orgullo. Y la veo a ella, la madre. Flamante, recién salida de un salón de belleza: el pelo negro, largo y enrulado; maquillaje perfecto; vestimenta de ejecutiva, tacos y cartera. La odié, la odié profundamente, y la insulté mentalmente por tener a su hijo trabajando en la calle. Tenía tanta rabia que sentía que me babeaba, como los perros. Y me hablaba, me explicaba no sé que cosas. Yo no escuchaba, estaba concentrada en detestarla.No soy quién para juzgar a los padres del niño, y lo sé, pero no puedo evitar odiar su familia, odiar a perfectos extraños. Me lo robaría, lo tendría en mi casa viviendo conmigo, compartiendo la mesa, las tardes de películas, la merienda de la tarde, una salida al cine, todo. Pero no se puede, y después de todo no creo que él así lo desee.

martes, 10 de julio de 2007

Incesto, abuso,venganza y angustia.

Sueño por demás raro. Vuelvo a mi antiguo trabajo, en la librería. Mi vieja trabajaba conmigo, y acada rato se peleaba con el jefe. Decía "Por que Nicolás esto, por que Nicolás lo otro". Pero mi ex-jefe se llama Javier. Y la llama a hablar, y ella le dice de laburar medio día, pero él se las agarraría conmigo, yo sentía sus ojosmirarme con furia. Mi madre le dice que yo seguiría igual, que no era el problema. Empiezo a hablar con el, pero me va empujando por un pasillo estrecho alfombrado de paredes altas. Luego de un poco de forcejeo veo la intención, trataba de abusar de mí. Lo último que esperaba de él. Su cara estaba rojiza, y veía claramente sus pocos pelos pellirojos y canosos. Me tira afuera. Me veo maniatada rodando por un patio de cerámicos rojos o anaranjados. Pasaba de una mano a otra. No veía a nadie, pero de todos modos no dejaban de llegar. ¿Una violación en masa?(me recuerda a un libro que leí). Y seguía pasando de mano en mano, me movía, giraba en el lugar tratando de zafarme de las cuerdas blancas, más no podía. (Supongo que me habré estando moviendo dormida). Por fin puedo ponerle un rostro a mis abusadores...eran mis dos hermanas. Ponerle un rostro es un modo de decirlo, ya que no las veo, sólo sé que son ellas, y más tarde lo confirmo. Sigo girando por un pasto y paso un arbusto bajo y caigo a la vereda. Era una especie de plaza. Empiezo a correr, ya no estaba atada. Entro en una casa, las más cercana, sabiendo que mis agresoras no se animarían a ingresar donde hubiera más gente. En la puerta había un niño rubio con la cara sucia. Entro rápidamente, era un hogar en exceso humilde. Las paredes parecían de cartón gris, un gris sucio. Un cubículo apestoso con un anafé en un rincón, sin puertas, sin ventanas. Y dentro sólo había otro niño rubio enmugrecido. Ahí supe que cometí un error, no habían adultos, mis hermanas entrarían por mí.
Estoy de vuelta en mi casa, en el baño con mis dos hermanas. Las miro con odio y no entiendo como pudieron someterme. La más grande soy yo(físicamente)y en la vida real puedo someterlas con fuerza, pero ellas amí me parecía ilógico. No dejaba de preguntarme cómo lo lograron. En pos de venganza tome con la mano agua del inodoro y se lo arrojé en la cara a daniela(mi hermana myor), y la tomé de los pelos y se lo corté con un cuchillo de serruchito. Tarea difícil, no tenái mucho filo. A esto, Verónica(mi otra hermana)se ría de la suerte de Daniela, por lo que decido meterle la mano que estuvo en el inodoro en su boca. Pero ahora mi mano tenía heces, y Verónica ya no reí.
Miraba la tele, dándole la espalda a mi madre. Pensaba en como era posible que mis hermanas me hicieran algo semejante. Estaba angustiada, y sabía que me quedaría un taruma. Recordaba las veces que ellas se decían mejor persona que yo, y ahora hacían esto. Y gimoteaba, en silencio, sin sin mover un músculo, de espalda a todos. Lloraba fuerte, pero en silencio. Y me desperté, estaba llorando, en silencio.

viernes, 6 de julio de 2007

Relojera de gatos

Me dormí con el Bombón en la cabecera de mi colchón, apoyando mi mano en su pancita tibia, y soñé, soñé que me traían gatos para que les cambie la pila, por que estaban tristes y ya no servían. Me trajeron a mi Bombón(y me desperté, la miré dormida, y seguí durmiendo) y me veía abriendola con un cortaplumas azul. Le levantaba la tapa y miraba su máquina, estaba perfecta, pero al cliente le diría que necesitaba un cambio, y que le costaría 16$. Sabía que no era cierto, con un poco de mimos se le iría la tristeza, pero le mentí. Me volví a despertar(o será que me despertaba en sueños), la acaricié y seguí durmiendo.

Tenía una hoja frente mío, una hoja llena de cálculos, con algún tipo de código. Un hombre mafioso tenía otra, y ya había descifrado una pate, la última parte. Tenía a al alguien más a mi lado que felicitaba al mafioso, y me indigne por que yo ya había descifrado la primer parte. Era el número 8112. Y nadie me otorgaba la alabanza correspondiente...
Una nube celeste, como polvo en moviemiento, se posaba en una serio de edificios cuadrados grises de ladrillos. En cada uno de los vértices de la azotea había una antena parabólica azul metálico, que terminaban tapados por la nube. Los aplastaba a su paso, los devoraba y desaparecían dentro de ella. Descifrar el código no ayudó en nada.

Una pista de automoviles amarilla amarronada.. autos que no sé si eran autos, pero competiríamos en ellos, competiríamos por nuestras vidas. Algo nos perseguiría. Digo nos, pero no sé cuál era la compañía(olvidé mucho del sueño).

Mi hermana sentada en una silla, en pelotas. Roncaba, y estaba en una postura indecente por su desnudez... Se le veía todo, hasta el fondo, y ella no se percataba(claro, estaba dormida). Y su boca entreabierta, que se movía rítmicamente, abriendose y cerrándose, rosada, babeándose. Mi hermano miraba por abajo de la mesa, lo reto.

La góndola de un Coto(el supermercado), veníamos en los autos recogiendo cosas al paso. Necesitabamos bolsas grandes. Estaba mi ex-novio haciendo las compras. Pide a gritos 4 innecesarias bolsas amarillas traslúcidas(nos alcanzaba con dos) a sus compañeros. Se calla de golpe, había un jefe en la sala, que él desde su posición no había visto. Pasó mucha calor. Verguenza.
Y no recuerdo más.

miércoles, 4 de julio de 2007

Otra vez Jason

Una habitación oscura, me siento sentada en una silla, observándolo. Era él, Hernán Caire. Todo oscuridad, menos su rostro blanco y pulido como el marmol. Brillaba, se veía tan suave. Y hablaba, más yo no escuchaba, estaba fascinada con el pelo negro que se perdía con el fondo, con la piel. Tersa y hermosa, como la de un bebé. Y pensaba que nadie me creería tal belleza, que nadie podría enterarse de tan delicada piel, y me dió pena por él y por mí.

Una ducha, y escenas de contenido erótico no definidas, sin imágenes, sólo percepciones vagas en los labios, y en la piel una lluvia tibia y relajante. Éramos dos, una especie de ducha de campamento(muy similar a la reserva Los Robles, en Moreno), con trapos amarillos a modo de puerta. Ingresa un muchacho desconocido, no lo veo, sólo siento su presencia entrometiéndose, queriendo participar. Pero ya no hacíamos nada, teníamos verguenza frente a ese extraño. Resulta que me salgo de la ducha, y empeé a persueguir a una chica de cabellos castaños y ondulados. Yo ya estaba vestida(aunque no sé si antes estaba desvestida) y corría tras ella tratando de alcanzarla. Subí una pequeña escalinata, ingresando a un edificio. Doblé una esquina y la ví entrando en un ascensor. Eran tres ascensores en total, ella escogió el del medio y desapareció de mi campo visual. Veía la puerta de la derecha entreabierta. Se cerrarían en cualquier momento y la perdería. Corrí más y logré llegar, pero ya no estaba, se abía salido por una puerta lateral al ascensor, una puerta que no debería estar allí, una puerta de madera oscura empotrada en las paredes beige del pequeño cubículo. Salí por ella(pero sin pasar por el ascensor a la derecha), ví a la chica agachada quitándose las zapatillas raras que poseía. Ahora tengo una visión frontal de ella. Sos vos, Pina. Y veo tus pies hasta la cintura, mas no tu cara. Sos vos, lo sé. Tenías una falda amarilla con flores bordadas, entre antigua y moderna, muy bonita, hasta por debajo de las rodillas. Unas medias de lana blancas, y dejabas de lado unas guillerminas similares a tu pollera, pero mas claras, y te calzabas otras en perfecto juego con tu vestimenta. Y me ví quitándome mis guillerminas negras enpolvadas,con envidia, por que vos tenías pares y pares de ellas, por cualqier cosa que sucediera. Te las calzás y te vás. Veo tus pies alejarse, blancos y en la punta amarillos.

Me encuentro en una casa gigantesca, encerrada con más gente. Todos sabíamos que Jason llegaría en cualquier momento y nos mataría. Buscamos escondites insólitos. Yo abrí un cajón, y empecé a calcular si entraría allí, lo miraba y lo miraba con esperanzas... Y seguí mi inspección para buscar otro sitio. Debajo de las camas talvez, Jason no miraría allí ¿pero si me olía?. Trataba de recordar como había escapado la última vez, pero no me venía a la cabeza. Jason llega, pero sin su overol azul, sin su careta de hockey, sin su motosierra, sin su contextura física amenazadora. Entra por un apuerta doble como un hombre de negro, y todos nos lanzamos a correr. Ahora entra en escena Pina, que viene detrás mío, y está dispuesta a mostrar sus habilidades en la escapatoria. Sube una escalera de madera lustrosa de un sólo salto. Me rió internamente de ella, Jason era más rápido, y no se valía de saltos. Él estaba muy atrás, pero yo sabía que la agarraría, era inevitable. Quedé rezagada, pero sabía muy bien que el no me dañaría, primero iría por los demás, acabaría con todos, menos conmigo.
Él nunca me daña seriamente.
Y ya no recuerdo más.

sábado, 30 de junio de 2007

El Rugrats Maldito y el Hombre

Fueron dos sueños, con cero conexión entre sí. Uno fué breve, demasiado breve. Desperté en medio de la noche sabiendo lo que había soñado. Ahora que recapitulo puedo decir que fué uno sólo, pero tan diversa era la cuestión que me parecieron dos. Desperté, y tenía la certeza de que por la mañana no recordaría lo soñado, y en el sopor planeé un artilugio para recordar. Dije en voz alta: "El Rugrats maldito y yo siendo hombre". Lo repetí varias veces, para que se fije en mi cabeza. Miré hacia un lado y vi la almohada(y yo no duermo con almohada)con una funda blanca con la cara de Tommy(de los Rugrats). Pensé entoncés que me sería imposible olvidarlo si a la mañana veía la almohada. Pero no sé, evidentemente hablé de dormida. Es confuso, mucho. Rara vez he tenido tal problema para dilucidar entre sueño y vigilia.
El sueño en cuestión no lo recuerdo todo. Sólo sé que soñé con Tommy, y luego el otro sueño.
Era un hombre, estaba en el cuerpo de un hombre, pero pensaba como mujer, como pienso yo. Era yo. Tenía la sensación de conducir un auto por calles oscuras, pero lo que veía frente mío era como la pantalla de un videojuego. Estaba buscando algo, a una persona. Llego a una intersección en forma de T, y me adelanto al semáforo en rojo y cruzo, tomando para la derecha. Era un pasillo, y ahora camino. Habían varias puertas. Los frentes de las casas eran de ladrillo, con verjas cortas, negras y lustrosas. Puertas de madera, con vitrales en medio. No podía visualizar la calle, sólo las entradas. Era infinito el número de entradas, pero recorro sólo unos pasos y entro por una. Había mucha gente, un semi concierto donde los que tocaban eran los únicos presentes. Todo se veía muy calido. Escaleras brillantes de un marrón acaramelado, un parqué al tono, el sol entrando por los ventanales que no se veían por ningún lado. Allí adentro se respiraba a tarde de primavera, con el sol tibio en el cuerpo. Me dirijo a una chica, era Mary Jen(la del Hombre Araña, la película), pero era más pequeña, casi una niña. Le calculo unos doce años. Era mi novia, y en el recinto todos estaban con sus respectivos novios. Y le digo: "una vez que crucé la calle ya no me tuvo que dirigir nadie a donde ir, sabía donde estabas, te sentí". A todo esto yo pensaba cosas que no le decía. Pensaba queera el amor de mi vida, que su presencia me guió entre tantas puertas para elegir la correcta, que la podía oler. Y pensaba en sexo, en cuando lo tendríamos. Tenía la certeza de que ya lo habíamos hecho, y estaba preparado para hacerlo en el momento, delante de todos si ella se dejaba. Pero no le dije nada.
Y no recuerdo más.

viernes, 29 de junio de 2007

¡Maldita perra!

“...Soñé, que soñaste conmigo;
Soñé, que estabas sola.
Soñé, que me adorabas;
Soñé, que me dabas bola...
(Kevin Johansen, “soñé”)


Antes de anoche soñé dos escenas*, sueños separados e incoherentes**, que más que sueños fueron flashazos de imágenes, como contemplaciones de cuadros. Muy cortos.

En uno de ellos, mi perra (que está castrada) tenía otra vez cachorros. Pero yo sabía que no eran de ella. Por esas incoherencias de los sueños, eran pero no eran de ella. Mi perra es negra, con el pelo más o menos largo y brillante. Los cachorros eran marrones, y tenían una horrible pelusa enredada y sucia. Y estaban muy pero muy flacos; se le veían las costillas notablemente. Y yo sentía esa incertidumbre desesperante (otra vez) de no saber cómo hacer para ubicar a los perritos en distintos hogares.

Durante el día había estado pensando en que mi perra esta bastante flaca a pesar de que come mucho, y que debía comprarle antiparasitarios internos. Y también había estado pensando en mi cuñada, embarazada de siete meses. Ella ya tiene dos hijos, pero se separó y ahora vive con otro hombre (el padre de este tercer hijo que está por nacer). Los dos primeros son de tez bien blanca y pelo castaño, como su padre. Presumo por ende que este tercer niño no será tan rubio. Y el más pequeño de sus hijos suele estar por debajo del peso normal que tendría que tener según su edad.
Creo que mi sueño fue un gran popurrí de todo eso. En donde lo primero que salta a la vista, ahora que lo plasmo en letras, es que la perra de mi cuñada va a tener un hijo que no se va a parecer a los otros, que dicho de paso están bastante descuidados. Como los cachorros de mi sueño. Flacos. Y la incertidumbre desesperante es la que siento por esos chicos. ¡Cómo se atan cabos escribiendo los sueños! Y yo que ni bola le había dado a éste...

*No recuerdo una de ellas en este momento.
**Ya no me parece tan incoherente.

miércoles, 27 de junio de 2007

Mis dos últimos sueños sanguinolientos

Y la sangre que ningún miedo me provoca despierta me ataca por las noches, tiñendo mis sueños de rojo y llenándolos de calor.
Estaba en una casa de madera de dos pisos, con dos amigas que no sé quienes serán(amigas de sueños). ïbamos a jugar tennis, y caminábamos por un pasillo de metal pintado de un blanco descascarado y sucio, como el pasillo de un barco de mala muerte. Llegamos al cubículo que hacía las veces de baño, y me saco mi guillermina negra, ya que estaba en pollera, y así no se juega al tennis. Tenía puestas unas medibachas marrones(mis medibachas marrones), y al ver la planta enfundada en ellas siento el calor de la sangre en mis pies, no se veía rojo, sólo el marrón más oscuro. Yo podía sentir como la sangre se deslizaba desde mis muslos(obviamente era de una menstruación, no de una herida) hasta la punta del pie. Y miro a todas, disculpándome con la mirada, y diciendo que no sabía que es lo que pasaba, porque hacía una semana se me había ido... Ya no era una posibilidad quitarme la pollera, porque me debía sacar las medias, y oh casualidad: no estaba depilada. Y bueh, me dije, no voy a ser la primera ni la última en jugar al tennis en pollera.
Me veo de repente saludándo desde lejos a alguien(creo intuir que era mi primo Andrés), sonriente. Tenía el brazo izquierdo agitándolo en el aire, y de refilón veo aun hombre barbudo en una ventana de vidrios sucios haciendo gestos con los brazos y mirándome. Tenía levantado un brazo, y con la otra mano se tomaba la axila y hacía de cuenta que peinaba los vellos axilares me burlaba. Sentí verguenza, pero caigo en que por mí no lo podría haber dicho, pues me ví puesta una remera verde ajustada de mangas largas. Me reí de mi misma, pero al instante pensé que talvez tenía un porotito sin saberlo...

Miraba la tele, pero no miraba, era una tele-radio. Yo sólo escuchaba, pero mi cabeza hacía la acción de mirar tele(no sé si se entiende). Estaba mi hermana sentada a la mesa haciendo lo mismo. Y veo(escucho) en el noticiero la noticio de que un niño tuvo un problemas en la escuela, y a raíz de eso murió. Era mi hermano menor. Salgo corriendo a la pieza de mi vieja a contarle, asustada. Estaba dormida, envuelta en su colcha amarilla, siempre tan tibiecita. La toqueteaba para que despertará, y estando ella semi-dormida le comenté lo ocurrido. Me dijo que no me preocupará, que era noticia vieja, que ya llamó al noticiero para que la sacaran del aire. No le creí, y para estar segura me fijé la fecha del suceso, y se lo comenté. En el acto se levantó, dispuestas a ir a la comisaria. Pero no terminamos en la comisaria, estábamos en la parada del colectivo, en la estación de trenes cercana a mi casa. Era de noche, y los coches doblaban en una esquina. Los podía observar, doblaban, algunos paraban y otros seguían de largo. Eran blancos. De uno baja mi hermano, y sin que él dijera nada supe todo, pude verlo, lo aluciné. Pude ver el momento preciso en que Lucas(mi hermano)se enojaba con su señorita y le clavaba una lapicera Parker gris en el medio de la garganta. Fué un golpe certero y lento, en el medio de la laringe. La sangre brotaba en hilillos, pero a ella no se le veía la cara. Sólo la imagen de la Parker en el cuello, y un sentimiento de sorpresa, pues yo daba por muerto a mi hermano. Y pasaron más cosas, inconexas. Entre ellas preparar una mayonesa casera y llevarla bajo la lluvia a un descampado, en una espececie de peregrinación con gente desconocida.
Y no recuerdo más.

lunes, 25 de junio de 2007

Mi primer sueño

A ciencia cierta no sé si fehacientemente es el primero, pero por lo menos así lo recuerdo. Es mejor empezar por el principio.
Es una pesadilla. Entro en una casa abandonada, toda de madera, y con eso árboles tristes y secos rodeándola, de ramas viejas, semejándose a brazos de dedos nudosos que tratan de agarrarte. Igualitos a los de la tele, o a los del videojuego que hay que armar un parque de diversiones. Entro, y veo una pared de tablas marrones, y entre cada tabla había una hendidura lo suficientemente ancha como para espiar por ella. Naturalmente me acerqué, pero no fué necesario...empezaron a brillar ojos, muchos ojos. Verdes fosforecentes, rojos, amarillos patito, violetas. Algunos parpadeaban, algunos eran redondos, otros alargados, otros con un ceño negro invisible bien fruncido entre ellos. Y corro, y me persiguen(o me tiran, no lo sé)unas cosas pequeñas de forma triangular. A mi sorpresa eran porciones de pizza, y a mí no me gusta la pizza. Y me veo corriendo en el campo(porque la casa estaba en el campo) de noche, y un árbol de boca profunda me perseguía. Gesticulaba con esa enorme abertura de calabaza de Hallowen, no tenía nariz, sólo dos cuencas vacías y la temible boca que amenazaba sin sonido alguno.
Y no recuerdo más. ¿Edad? no lo sé, pero antes de los 7 años.

ERROR!!!! éste no fué mi primer sueño...Mi primer sueño fué en jardín de infantes. Soñe con el rostro del nene que me gustaba. Gabriel se llamaba. Lo recuerdo como si fuera una fotografía, sonriendo, sólo visible su cara, su tez blanca, su pelo oscuro. Fué tan, pero tan vívido, que hasta el día de hoy puedo verlo como en aquel entonces, con 4 tiernos años.

Arrancando

Soy fanática de los sueños, soy de esas personas que sueñan a diaro y que luego recuerdan todo lo sucedido. Los rostros, las voces, la vivacidad de los colores(en particular del verde, siempre hay verde en mis sueños), los sonidos apagados, la mezcla entre la realidad y la fantasía, ese hermoso saber que estás dormida y sin embargo no poder creerlo y no desear despertar jamás, el protagonismo histrónico en cada uno de ellos (allí podemos ser los héroes cada vez que lo deseemos, y si no alcanzamos tal categoría, mínimamente seremos el personaje principal que termina mal), las sensaciones tan reales en el cuerpo por más que estés tapada por dos colchas, el sentir al despertar que has hecho más en el sueño que en toda tu vida, el cansancio del soñar y ser tan activa... Tanto, pero tanto, hay para decir de los sueños que no me alcanzan las palabras.
Pero quiero ir más allá de mis sueños, y quiero conocer los de los demás, quiero saber quienes son cuando duermen, quiero investigar. Poca gente que conozco sueña y recuerda, y esto me pone un obstáculo a mi necesidad de saber, a mi curiosidad. Por tal motivo creé este blog, para saber sobre los demás, y de paso para plasmar un par de sueños cada vez que me venga en gana. No solicito nombres, el anónimo me parece perfecto. Sólo deseo saber que pasa por las mentes cuando descansan en apariencia.
Por favor, consientan a esta chica, que nada cuesta...