Esto fue una pesadilla, con un par de tintes graciosos, pero pesadilla al fin.Estábamos de caza, aunque no de caza de salir a matar, sino que vivíamos de caza. Éramos personas que vivíamos asediadas por alguna especie de bicho. A la cabeza se me venían vampiros o zombies, pero no era exactamente eso; simplemente cazábamos algo peligroso para nosotros. En el sueño éramos cuatro personas: mi vieja, mis dos hermanos, una tiastra y yo. (Si, sé que nombré cinco en total, pero es que en la cama estábamos cuatro, porque yo lo veía desde arriba, pero éramos cinco). La cosa es que nos fuimos a descansar los cuatro a la cama, y yo quedaba en una de las orillas -en la derecha-, y me sentía inquieta, porque si entraba alguno de esos seres malignos me tendría al alcance más pronto. Estábamos todos tapados con una sábana blanca. Yo cargaba conmigo una tijeras muy grandes de mango negro, a modo de defensa, y las tenía bien sujetas a mi pecho, y miraba el techo. A menos de un metro de mi posición había una puerta, y se abre, dejando ver a una mujer de aspecto por demás normal, que venía hacia mí con otras tijeras. Yo le digo que se aleje, pero mi familia me dice que me relaje, que no me quería hacer daño (y de hecho no lo hace, sólo se acerca a mí), pero yo sabía que ellos me decían eso para encubrirme, porque no querían que la zombie sospeche que sabíamos quién era. Yo tenía miedo, porque era la que quedaba más cerca de la mujer, y les digo que no es que tuviera miedo de ella, sino que de las tijeras, porque les tenía fobia. Todos a coro me preguntan que por qué llevaba unas en la mano si les tenía fobia… Me detesto a mí misma por ser an tonta de buscar esa excusa tan débil, pero no tengo mucho tiempo más, porque enseguida siento la punta de la tijera de la zombie en mi garganta, pujando por perforar la piel, y la veía a ella encima de mí empujando más y más. En ese momento no había dolor, ni miedo, ni nada; sólo la sensación de algo entrándome por el cuello. No sé cómo, pero sé que me deshago de ella (supongo que la herí, porque esa era la intención inicial, pero no recuerdo haberlo hecho) y empiezo a caminar por un pasillo, buscando a esa zombie no sé para qué. Llego a una habitación muy amplia, que daba aspecto de un baño, porque había uno de esos cuartuchos. Era casi todo de un celeste grisáceo, y mojoso, viejo. Quiero acercarme al cuartucho, pero no sé si lo hago, porque me veo caminando por la calle. Era una calle céntrica, pero estaba vacía. Me recordó mucho a Resident Evil, cuando toda la ciudad esta vacía, y la protagonista camina por ahí. El punto es que veía un kiosco, y parecía que era un atardecer, porque todo estaba iluminado por una luz amarilla, casi naranja, que hacía que todo adquiriera diferentes matices, entre el amarillo y el rojo. Quiero huir, y ahora sólo éramos mi vieja, mi tiastra y yo. Veo unos carritos del tamaño de los carros de calesita, y pienso que son el medio ideal, porque con ellos se podía volar. Eran marrones, y tenían un mecanismo que por medio de una manivela extendían una sombrilla amarilla que hacía que se eleven. Acciono uno, y se levanta un poco del piso, pero veo que no vamos a entrar las tres, porque mi tiastra es muuuuyyyy gorda. Yo no quería decirle que viajara sola por su sobrepeso, pero era eso o ser atrapada por los malignos. Dispongo que mi vieja venga conmigo y que Claudia (la tiastra en cuestión) vaya en otro sola. Despegamos, pero no recuerdo más.