La vida Onírica

Oniros, uno de los mil hijos de Tánatos, conocido también como Morfeo por su capacidad de tomar la forma de seres humanos y mostrarse en sueños.

lunes, 25 de junio de 2007

Arrancando

Soy fanática de los sueños, soy de esas personas que sueñan a diaro y que luego recuerdan todo lo sucedido. Los rostros, las voces, la vivacidad de los colores(en particular del verde, siempre hay verde en mis sueños), los sonidos apagados, la mezcla entre la realidad y la fantasía, ese hermoso saber que estás dormida y sin embargo no poder creerlo y no desear despertar jamás, el protagonismo histrónico en cada uno de ellos (allí podemos ser los héroes cada vez que lo deseemos, y si no alcanzamos tal categoría, mínimamente seremos el personaje principal que termina mal), las sensaciones tan reales en el cuerpo por más que estés tapada por dos colchas, el sentir al despertar que has hecho más en el sueño que en toda tu vida, el cansancio del soñar y ser tan activa... Tanto, pero tanto, hay para decir de los sueños que no me alcanzan las palabras.
Pero quiero ir más allá de mis sueños, y quiero conocer los de los demás, quiero saber quienes son cuando duermen, quiero investigar. Poca gente que conozco sueña y recuerda, y esto me pone un obstáculo a mi necesidad de saber, a mi curiosidad. Por tal motivo creé este blog, para saber sobre los demás, y de paso para plasmar un par de sueños cada vez que me venga en gana. No solicito nombres, el anónimo me parece perfecto. Sólo deseo saber que pasa por las mentes cuando descansan en apariencia.
Por favor, consientan a esta chica, que nada cuesta...

1 comentario:

Signaturio dijo...

"Ingreso a una maleta corriente y me encierro en ella. No sé cómo. La maleta tiene dos agujeros por dónde mirar al exterior. Estoy en una autopista rodeado de otras maletas. El suelo es de asfalto y está iluminado. El cielo presenta un oscuro absoluto. Parece ser el momento previo a una carrera. Se anuncia la largada. Las maletas levitan y se desplazan a una velocidad sorprendente. Yo no conduzco; me dejo llevar. No hay volante ni pedales. La pista posee numerosas y pronunciadas curvas. Las maletas circulan con gran precisión. Las vueltas parecen ser infinitas. Me mareo pero no puedo detener el vehículo. No tengo cómo hacerlo. La desesperación me subyuga. Intento abrir la hermética maleta, pero me resulta imposible. Estoy inmovilizado. Apenas puedo mover los dedos. Ejerzo presión con mi cabeza para levantar el techo de la maleta. Apoyo mis manos en la parte inferior de la misma. Inflo mi cuerpo para abrirla con el lomo. Hago fuerza con los codos hacia los costados. Es inútil. Si mantengo los ojos abiertos me mareo, si los cierro, también. La vueltas se suceden indefinidamente." De pronto, despierto sobresaltado, transpirado, acalorado, agitado, mareado. Voy hacia el baño para refrescarme. Permanezco despierto un tiempo. No quiero volver a dormir. Me acuesto aterrado. Duermo. "Ingreso en una maleta y me encierro en ella. No sé cómo. La maleta tiene dos agujeros... "