La vida Onírica

Oniros, uno de los mil hijos de Tánatos, conocido también como Morfeo por su capacidad de tomar la forma de seres humanos y mostrarse en sueños.

miércoles, 27 de junio de 2007

Mis dos últimos sueños sanguinolientos

Y la sangre que ningún miedo me provoca despierta me ataca por las noches, tiñendo mis sueños de rojo y llenándolos de calor.
Estaba en una casa de madera de dos pisos, con dos amigas que no sé quienes serán(amigas de sueños). ïbamos a jugar tennis, y caminábamos por un pasillo de metal pintado de un blanco descascarado y sucio, como el pasillo de un barco de mala muerte. Llegamos al cubículo que hacía las veces de baño, y me saco mi guillermina negra, ya que estaba en pollera, y así no se juega al tennis. Tenía puestas unas medibachas marrones(mis medibachas marrones), y al ver la planta enfundada en ellas siento el calor de la sangre en mis pies, no se veía rojo, sólo el marrón más oscuro. Yo podía sentir como la sangre se deslizaba desde mis muslos(obviamente era de una menstruación, no de una herida) hasta la punta del pie. Y miro a todas, disculpándome con la mirada, y diciendo que no sabía que es lo que pasaba, porque hacía una semana se me había ido... Ya no era una posibilidad quitarme la pollera, porque me debía sacar las medias, y oh casualidad: no estaba depilada. Y bueh, me dije, no voy a ser la primera ni la última en jugar al tennis en pollera.
Me veo de repente saludándo desde lejos a alguien(creo intuir que era mi primo Andrés), sonriente. Tenía el brazo izquierdo agitándolo en el aire, y de refilón veo aun hombre barbudo en una ventana de vidrios sucios haciendo gestos con los brazos y mirándome. Tenía levantado un brazo, y con la otra mano se tomaba la axila y hacía de cuenta que peinaba los vellos axilares me burlaba. Sentí verguenza, pero caigo en que por mí no lo podría haber dicho, pues me ví puesta una remera verde ajustada de mangas largas. Me reí de mi misma, pero al instante pensé que talvez tenía un porotito sin saberlo...

Miraba la tele, pero no miraba, era una tele-radio. Yo sólo escuchaba, pero mi cabeza hacía la acción de mirar tele(no sé si se entiende). Estaba mi hermana sentada a la mesa haciendo lo mismo. Y veo(escucho) en el noticiero la noticio de que un niño tuvo un problemas en la escuela, y a raíz de eso murió. Era mi hermano menor. Salgo corriendo a la pieza de mi vieja a contarle, asustada. Estaba dormida, envuelta en su colcha amarilla, siempre tan tibiecita. La toqueteaba para que despertará, y estando ella semi-dormida le comenté lo ocurrido. Me dijo que no me preocupará, que era noticia vieja, que ya llamó al noticiero para que la sacaran del aire. No le creí, y para estar segura me fijé la fecha del suceso, y se lo comenté. En el acto se levantó, dispuestas a ir a la comisaria. Pero no terminamos en la comisaria, estábamos en la parada del colectivo, en la estación de trenes cercana a mi casa. Era de noche, y los coches doblaban en una esquina. Los podía observar, doblaban, algunos paraban y otros seguían de largo. Eran blancos. De uno baja mi hermano, y sin que él dijera nada supe todo, pude verlo, lo aluciné. Pude ver el momento preciso en que Lucas(mi hermano)se enojaba con su señorita y le clavaba una lapicera Parker gris en el medio de la garganta. Fué un golpe certero y lento, en el medio de la laringe. La sangre brotaba en hilillos, pero a ella no se le veía la cara. Sólo la imagen de la Parker en el cuello, y un sentimiento de sorpresa, pues yo daba por muerto a mi hermano. Y pasaron más cosas, inconexas. Entre ellas preparar una mayonesa casera y llevarla bajo la lluvia a un descampado, en una espececie de peregrinación con gente desconocida.
Y no recuerdo más.

1 comentario:

Sarjana dijo...

"Amigos de sueños". Eso me gusta. Ahí tenemos un montón de amigos y gente sumamente provocativa