La vida Onírica

Oniros, uno de los mil hijos de Tánatos, conocido también como Morfeo por su capacidad de tomar la forma de seres humanos y mostrarse en sueños.

miércoles, 4 de julio de 2007

Otra vez Jason

Una habitación oscura, me siento sentada en una silla, observándolo. Era él, Hernán Caire. Todo oscuridad, menos su rostro blanco y pulido como el marmol. Brillaba, se veía tan suave. Y hablaba, más yo no escuchaba, estaba fascinada con el pelo negro que se perdía con el fondo, con la piel. Tersa y hermosa, como la de un bebé. Y pensaba que nadie me creería tal belleza, que nadie podría enterarse de tan delicada piel, y me dió pena por él y por mí.

Una ducha, y escenas de contenido erótico no definidas, sin imágenes, sólo percepciones vagas en los labios, y en la piel una lluvia tibia y relajante. Éramos dos, una especie de ducha de campamento(muy similar a la reserva Los Robles, en Moreno), con trapos amarillos a modo de puerta. Ingresa un muchacho desconocido, no lo veo, sólo siento su presencia entrometiéndose, queriendo participar. Pero ya no hacíamos nada, teníamos verguenza frente a ese extraño. Resulta que me salgo de la ducha, y empeé a persueguir a una chica de cabellos castaños y ondulados. Yo ya estaba vestida(aunque no sé si antes estaba desvestida) y corría tras ella tratando de alcanzarla. Subí una pequeña escalinata, ingresando a un edificio. Doblé una esquina y la ví entrando en un ascensor. Eran tres ascensores en total, ella escogió el del medio y desapareció de mi campo visual. Veía la puerta de la derecha entreabierta. Se cerrarían en cualquier momento y la perdería. Corrí más y logré llegar, pero ya no estaba, se abía salido por una puerta lateral al ascensor, una puerta que no debería estar allí, una puerta de madera oscura empotrada en las paredes beige del pequeño cubículo. Salí por ella(pero sin pasar por el ascensor a la derecha), ví a la chica agachada quitándose las zapatillas raras que poseía. Ahora tengo una visión frontal de ella. Sos vos, Pina. Y veo tus pies hasta la cintura, mas no tu cara. Sos vos, lo sé. Tenías una falda amarilla con flores bordadas, entre antigua y moderna, muy bonita, hasta por debajo de las rodillas. Unas medias de lana blancas, y dejabas de lado unas guillerminas similares a tu pollera, pero mas claras, y te calzabas otras en perfecto juego con tu vestimenta. Y me ví quitándome mis guillerminas negras enpolvadas,con envidia, por que vos tenías pares y pares de ellas, por cualqier cosa que sucediera. Te las calzás y te vás. Veo tus pies alejarse, blancos y en la punta amarillos.

Me encuentro en una casa gigantesca, encerrada con más gente. Todos sabíamos que Jason llegaría en cualquier momento y nos mataría. Buscamos escondites insólitos. Yo abrí un cajón, y empecé a calcular si entraría allí, lo miraba y lo miraba con esperanzas... Y seguí mi inspección para buscar otro sitio. Debajo de las camas talvez, Jason no miraría allí ¿pero si me olía?. Trataba de recordar como había escapado la última vez, pero no me venía a la cabeza. Jason llega, pero sin su overol azul, sin su careta de hockey, sin su motosierra, sin su contextura física amenazadora. Entra por un apuerta doble como un hombre de negro, y todos nos lanzamos a correr. Ahora entra en escena Pina, que viene detrás mío, y está dispuesta a mostrar sus habilidades en la escapatoria. Sube una escalera de madera lustrosa de un sólo salto. Me rió internamente de ella, Jason era más rápido, y no se valía de saltos. Él estaba muy atrás, pero yo sabía que la agarraría, era inevitable. Quedé rezagada, pero sabía muy bien que el no me dañaría, primero iría por los demás, acabaría con todos, menos conmigo.
Él nunca me daña seriamente.
Y ya no recuerdo más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mmmm.... interesante siempre hay alguna nota de erotismo en tus sueños jaja!