Anoche tuve dos sueños, y ambos fueron bastante angustiantes.
En el primero, estaba en un lugar junto a una amiga, y entonces llega Marcos (un amigo con el que hay cierta tensión sexual, por llamarlo de alguna manera) a verme. El problema es que yo no me decido a tener algo con él. Me encontraba sentada a una mesa, y apoyaba mi cabeza en mis brazos cruzados, y veía como mi amiga le tiraba miradas indiscretas y sugerentes (en la vida real no se conocen). Empiezo a ponerme celosa, pero por supuesto que fingí que no pasaba nada. Entonces, mi amiga pasa a ser otra amiga, pasa a ser Verónica (mi compañera de trabajo), y de sólo estar camina hacia una ventana y se saca la ropa, para luego volver a sentarse al lado mío. Yo no podía creerlo, pero cuando miro a Marcos que estaba tirado en un sillón frente mío, veo la imagen borrosa; todo él era una gran mancha beige, y agudizando la vista, puedo ver que también estaba desnudo… Entonce Vero me dice: “¿ves? Vos tenés que relajarte más…”, como si sacarse la ropa frente a cualquiera ayudara a entrar en confianza.
En todo momento yo sentía rabia por que sabía que ellos dos tendrían algo, y también celos; pero me calmaba pensando en que era ridículo tenerlos, porque no tenía nada con él ni sentía nada por él. Sólo era mi orgullo.
No sé que pasa después, pero se ve que pasaron un par de días, por que le pregunto a Vero en el trabajo que qué onda con Marcos, a lo que me dice: “Barbi, es pura pasión el flaco… tenés que darle”. Ahí mis sospechas se volvieron certezas, y más celos aún, y remordimientos porque tuve la oportunidad de probar esa pasión y la deseché. Le pregunto que cúando fue la última vez que lo vio, y me dijo muy tranquila que esa misma mañana, porque se había quedado a todo el sábado y domingo con ella, y recién se había ido el lunes a la mañana. Yo estaba que explotaba de la incredulidad, y le decía que no se confunda con Marcos, porque ella no sabía leer en los ojos de él como lo hacía yo. Tenía una discusión mental con ella, y yo misma me respondía. Ella (yo) alegaba que era muy apasionado y que la quería, pero yo le decía que el era frío, y que habían cosas que le dolían aún y que no se enamoraría de ella, que sólo era sexo. Y en un flash veo los ojos celestes de Marcos, y siento que los traspaso y que puedo ver su cabeza. Fue rarísimo, pero no recuerdo más.
En el otro, todo lo vi en primera persona. Estaba en un camping o una plaza, junto a muchas personas. Creo que habían familiares, pero no logré reconocer a nadie demasiado. Lo único seguro es que entre esa gente me sentía segura. Era de día, y por alguna razón me veo caminando por un campo verde, y delante de mí veo algo que me perturba. No sabría decir que fuera una persona, porque en ningún momento vi nada, sólo tenia la sensación de algo amenazante. Camino a prisa a buscar al gentío en el que estaba antes, pero cuando llego bajo el árbol en donde estaban todos antes, ya sólo quedaba pocos, y no me daban sensación de seguridad. Debía de esconderme, porque el peligro estaba cerca. Alguien me quería apedrear, lo sabía. Corro por el lugar, y me doy cuenta de que estoy en el complejo de edificios donde vivía uno de mis primos antes; lo veo a él y le pido permiso para entrar con el chico a su casa y escondernos (porque ahora resulta que llevaba de la mano a un chiquito de apenas dos o tres años conmigo), pero me dice que no, que no es seguro. Miro la escalera que me sube a los pisos de arriba, pero la voz de mi primo me advierte que ahí también me encontrarían. Sigo corriendo por el lugar, tratando de evitar los lugares a campo abierto. Por suerte, llego al frente de un edificio, donde había un nenito muy chiquito parado en la puerta. Veo que el lugar es lo mejor para esconderme, por que en el frente tenía dos paredes al costado, que tapaban una galería. Me acurruco en una esquina con fuerzas, y veo que el nene era rojo (ahora yo ya no estaba con ningún nene de la mano), y tenía la piel rara. Siento miedo por él, y lo llamo mudamente para que venga a esconderse conmigo. Él viene, y lo abrazo. Luego sale una mujer de la casa, y nos mira. Puedo sentir que no dirá nada a nuestros atacantes, que nos protegerá… pero luego llega un viejo con ua maleta amarilla y vieja. Saluda a la mujer y nos mira. Siento que está loco, y por eso nos puede descubrir con los apedreadores. Con terror, miro como camina hacia nosotros, pero me relajo al ver que sólo deja su maleta frente nuestro para cubrirnos.
Luego vino la espera… Yo miraba de reojo hacia lo más alto del paredón para ver si alguien nos descubría, y en un momento vi aparecer una cabeza, y supe que era el fin.
Estaba sentada en el piso rojo de la galería, y coloqué el chiquito en el hueco que formaban mis piernas, y lo abracé envolviéndolo completamente para que no recibiera ningún daño. Estaba dispuesta a morir con tal de que no lo lastimen. Sólo sentí la primera piedra golpear mi brazo, y dolió, pero fue un dolor lejano, ajeno a mi.
Después de eso, yo soy el chiquito, y me veo caminar por el frente de la casa donde nos habían atrapado. Tenía la certeza de haber muerto, pero quería estar segura. Ahora el lugar tenía un aspecto más pobre, y en lugar de un piso rojo, la galería tenía u piso de madera que dejaba ver la tierra entre tablón y tablón. Lo voy recorriendo con la vista y era normal, hasta que llego al rincón donde me apedrearon, y veo en la tierra una tumba cubierta con un plástico blanco. Era mi tumba.
Y no recuerdo más.